El teletrabajo está ganando adeptos y cada vez son más empresas las que ofrecen trabajar a su personal desde casa. La práctica del teletrabajo se puede llevar a cabo en aquellos puestos de trabajo dónde se mide el esfuerzo de los colaboradores a través de los resultados y dónde la presencia no es requisito en el desempeño de las tareas. El teletrabajo bate records en los países emergentes, así en India, teletrabaja un 50% de la población activa; y alrededor del 30% en Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía. La media en Europa se sitúa en torno al 10%. Consultores en temas de mejora de la productividad y gestión de recursos humanos afirman que el teletrabajo, además de mejorar el clima organizacional, aumenta la productividad y la capacidad de los colaboradores.
Si el trabajo en una empresa se mide por resultados, las opciones para la gestión de los recursos humanos aumentan y se consigue una mayor flexibilidad que permita adaptar las jornadas laborales del personal, para aumentar la productividad, disminuir los costes y permitir una mejor conciliación de la vida laboral y la familiar. Además las herramientas tecnológicas permiten un control a distancia para saber si la persona está realizando su trabajo, de forma muy objetiva por medios electrónicos.
Dependiendo de la visión de cada negocio y de la política de teletrabajo aplicada, puede darse el éxito en el desarrollo de esta práctica en la empresa. Es preciso definir en qué puestos es aplicable, las personas cuyo puesto de trabajo depende del lugar físico, no pueden teletrabajar, pero los colaboradores cuyo trabajo depende de lo que hacen y no de adonde van, sí pueden. Una política de teletrabajo clara y comprensible se extiende al campo interno y se convierte en una ventaja competitiva, proporcionado un aumento del atractivo de la empresa como empleador, sin ofrecer salarios mucho más altos sino flexibilidad laboral.
Por otro lado si el teletrabajo no aporta valor fundamental al negocio, o no lo respalda la dirección de la empresa. Si no existe un buen análisis de beneficios para el negocio y para el empleado, donde ambas partes ganen, no puede ser una buena política de teletrabajo. Por eso es necesaria la aplicación de un método de evaluación y la aplicación de unas reglas, acompañado de unas buenas herramientas tecnológicas para que el proceso sea un éxito.